Hace algunos años, una mujer llamada Laura compró un teléfono vintage en una tienda de antigüedades. Fascinada por la nostalgia, lo colocó en su sala de estar como adorno. Una noche, mientras veía televisión, el teléfono comenzó a sonar, emitiendo un tono estático.
Con nerviosismo, Laura contestó y escuchó una voz susurrante que parecía provenir de otra dimensión. La voz hablaba en un idioma desconocido, pero Laura sintió una presión en el pecho al escuchar su nombre mencionado. Aterrorizada, colgó el teléfono. No importaba cuántas veces lo desconectara, el teléfono seguía sonando.
Las llamadas se volvieron más frecuentes y la voz más intensa. Laura buscó ayuda, pero nadie pudo explicar el fenómeno. Finalmente, un día, las llamadas cesaron, pero la voz dejó un escalofriante mensaje: «Te estoy esperando del otro lado».